Con el fin de curso a la vuelta de la esquina, muchos estudiantes universitarios se encuentran en la fase crítica de la realización de sus trabajos de fin de grado (TFG) o de máster (TFM). En esta era digital, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta omnipresente, transformando la manera en que los estudiantes abordan sus investigaciones y redacciones. Aunque la IA ofrece múltiples ventajas, su uso también plantea desafíos éticos y académicos tanto para los alumnos como para los profesores.
Como ya hemos mencionado en otros blogs de redacta.me como el de ¿Quién tiene el poder de la IA en el aula?, la inteligencia artificial es una excelente herramienta para docentes y alumnos. Tanto unos como otros pueden aprovechar las ventajas que ofrece la IA para buscar y contrastar información, resumir textos extensos, elaborar preguntas de examen ¿Cómo ayuda MARIAChat a los docentes a preparar exámenes? y mucho más.
En el caso de los TFG o TFM, la IA puede ayudar a acortar tiempos, ofrecer nuevas perspectivas y mejorar la estructura de los trabajos, convirtiéndose en una especie de asistente virtual académico.
Conscientes del creciente uso de la IA, cada día son más los profesores que han adaptado sus métodos de evaluación y supervisión. En lugar de prohibir el uso de la IA, muchos docentes optan por controlar y guiar su uso.
Se organizan reuniones y presentaciones con los alumnos para verificar si realmente dominan el contenido de sus trabajos.
El uso indebido de la IA puede acarrear graves consecuencias, incluyendo la violación de derechos de propiedad intelectual. Es fundamental utilizar la IA con precaución y entender completamente los términos y condiciones de las herramientas empleadas. El plagio y la dependencia excesiva de la IA pueden comprometer la integridad académica y la originalidad del trabajo del estudiante.
Para maximizar los beneficios de la IA y minimizar sus riesgos, es crucial que los estudiantes y profesores adopten ciertas prácticas:
Podemos resumir diciendo que la IA tiene el potencial de ser una valiosa aliada para los estudiantes en la realización de sus TFG, ofreciendo soporte y facilitando el proceso de investigación y redacción. No obstante, su uso debe estar bien regulado y supervisado para evitar que los alumnos hagan un uso excesivo de la IA.